A lo largo de la historia, las mujeres han desempeñado un papel esencial en el desarrollo de diversas industrias, desafiando barreras y abriendo camino en sectores tradicionalmente dominados por hombres. En Chile, su participación en la industria ha sido un proceso marcado por avances y desafíos, con una búsqueda constante por la equidad de género en espacios laborales altamente masculinizados. En el marco del Mes de la Mujer Trabajadora y con el objetivo de reflexionar sobre los retos en la transformación del mundo laboral, hemos invitado a Pamela Colimán —Jefa de Logística, Abastecimiento y Certificación— y a Alionchka Hinojosa —Jefa de Marketing— para analizar distintas perspectivas sobre la realidad que enfrentan las mujeres en la industria, basándose en su experiencia en Makita.
Históricamente, el ingreso femenino en estos sectores ha estado fuertemente ligado a los movimientos feministas y a reformas laborales que han impulsado la equidad de género. La implementación de normativas como la Ley de Igualdad de Remuneraciones (2009) y la creación de programas de formación dirigidos a mujeres han sido avances cruciales para facilitar su acceso a empleos históricamente reservados para los hombres.
Pamela Coliman destaca que “los desafíos que enfrentan las mujeres suelen derivar de los roles tradicionales que la sociedad les ha asignado. Estos patrones se replican en industrias mayoritariamente masculinas, donde a menudo las mujeres son relegadas a tareas secundarias, lo que dificulta su acceso a puestos de liderazgo. Es crucial generar un entorno donde se reconozcan las habilidades, competencias y logros de cada persona, sin prejuicios ni barreras basadas en estereotipos de género. Además, fomentar una cultura inclusiva que promueva el respeto y el apoyo mutuo en todos los niveles de la organización permitirá que el cambio hacia la equidad sea más efectivo y sostenible.”
Más de un siglo después de la incorporación de la mujer obrera al panorama laboral nacional y de la implementación de la formalidad en el trabajo, las mujeres siguen enfrentando altos niveles de informalidad y se concentran en empleos más vulnerables y de menores ingresos. Esto se debe a la persistente segregación en el mercado laboral, que limita su acceso a posiciones de liderazgo y las relega a sectores económicos peor remunerados y con mayores niveles de precariedad, como el cuidado, la salud, la educación y el trabajo doméstico.
Un informe realizado por la Cámara de Comercio de Santiago, en conjunto con OCEC-UDP y ChileMujeres, sobre la situación laboral de las mujeres, destacó que en 2024 la participación femenina en el mundo laboral alcanzó un 52,6%, un máximo histórico, aunque con una tasa de informalidad del 29,2%. El Zoom de Género Especial Brechas de Ingresos 2024 reveló que, en promedio, las mujeres ganan un 23,3% menos que los hombres. Esta diferencia se reduce al 20,3% en empleos formales, pero se amplía hasta un 29% en trabajos informales.
Desde esta perspectiva, Alionchka Hinojosa enfatizó que “para construir un futuro equitativo es fundamental eliminar las barreras de género, valorar el talento sin distinción y fomentar una cultura inclusiva. Es clave reconocer el aporte de las mujeres en la gestión, innovación y optimización de procesos. En Makita, este cambio se ha reflejado en un aumento de mujeres en cargos de jefatura, lo que abre grandes oportunidades para el crecimiento de la empresa en la sociedad actual.”
Cuando se les consultó sobre las mejoras necesarias, ambas coincidieron en la importancia de crear entornos laborales que fomenten la comunicación abierta y efectiva en todos los niveles. A su vez es necesario poder equilibrar las responsabilidades personales y profesionales, para favorecer el desarrollo de personas íntegras en cada espacio de trabajo.
A pesar de los avances significativos en la participación femenina dentro de la industria chilena en las últimas décadas, aún existen obstáculos estructurales y culturales que limitan su desarrollo pleno. Aunque las estadísticas reflejan mejoras en la inserción laboral y el acceso a oportunidades, la brecha salarial, la escasa presencia en cargos de liderazgo, la falta de reconocimiento del trabajo informal y los estereotipos de género continúan representando desafíos pendientes.
Esta conmemoración no solo ofrece la oportunidad de celebrar los logros alcanzados, sino que también subraya la importancia de seguir promoviendo políticas y acciones concretas que fortalezcan un entorno laboral más equitativo e inclusivo para todas las mujeres.